jueves, 22 de abril de 2010

La muerte de las ideas

El sol despunta por el horizonte; la luna emerge de él en lontananza. El pueblo despierta. Hombres, mujeres y niños por igual se desperezan y se dirigen a sus quehaceres. Allí el sol riela en una fuente donde un hombre embutido en un traje se dirige cabizbajo a su trabajo; aquí una mujer se pasea meditabunda; más allá unos niños corretean; a lo lejos surca el aire un periódico deportivo.

Un hombre emerge de entre la multitud apática, marcado su rostro por la preocupación y la desazón. Perdido el aliento tiempo ha, agarrotados los miembros, contraído el rostro se ve rodeado por la multitud, que le observa expectante. Sus ojos recorren, con fulgor, los de las demás personas, buscando afanosamente un destello de algo que sólo él comprende. Pronto queda fehaciente que fuese lo que fuese lo que buscaba en esos ojos no dio con ello. Con gesto abatido, nada brotó de sus labios más que:

- Las ideas han muerto.





Permítaseme usar una alegoría de Nietzsche para empezar este artículo, pues es una forma idónea de hacerlo. Y dejando así claro, a modo introductorio, de qué tratará el artículo, vamos a hablar sobre este concepto recién acuñado “la muerte de las ideas”.

No sé si es una percepción nuestra o un estado que va propagándose, insaciable e inexorable, por nuestra sociedad, de la mano de la apatía y el conformismo, pero mírese donde se mire, si uno se dedica a vagar entre la multitud que llena las calles de nuestras ciudades no se verá sino una masa de personas conformes con su vida, sin pretensiones especiales, sin un objetivo para con el desarrollo del mundo. Claro está que no nos referimos a políticas ecologistas, o a afinidad con algún que otro partido de los dos o tres que se alzan con el poder (recomendado visitar el artículo de “La democracia”), pues encontramos gente que ciertamente, y de una manera vaga, abandera tales ideales. Pero esos ideales son, únicamente, a los que estamos incitados a comulgar. El movimiento ecologista tiene, en su seno, una razón política y por sí sólo no es más que palabras vanas pronunciadas ante el rebaño para codearse como una persona consciente con el medio ambiente.

Pero entonces, ¿si no hablamos de esos ideales, de esas ideas, de qué hablamos? Hablamos, ni más ni menos, de esos ideales que hacían brotar en el corazón de las personas deseos, esperanzas, para con el mundo… para con la humanidad. Hablamos de esas personas que tenían en su corazón un mundo mejor (Durruti); de esas personas que luchaban por cambiar las cosas; de esos Quijotes que alabarda en mano no temían la realidad; de esas personas que lucharon contra la discriminación; de esas personas que defendieron la democracia y la libertad en la dictadura; de esas personas que vinieron de fuera a combatir contra el fascismo; de esas personas que día tras día ponían su grano de arena para conseguir un mundo mejor; hablamos de los soñadores, de los idealistas, de los que sentían arder en su interior una incombustible ira al oír que la libertad moría, que la igualdad no era ansiada por los demás, que el mundo no mejoraría.



Y ahora… ¿qué nos queda ahora? ¿No es acaso la apatía quien ha tomado la lanza caída de manos del Quijote? ¿Por qué ha muerto el Quijote? ¿Es acaso que ya hemos alcanzado la Panacea?
Justificar a ambos lados
Permítanme citar una frase de Stalin (pensé que nunca iba a hacer tal cosa), que dice tal que así: "Las ideas son más poderosas que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿por qué dejaríamos que tuvieran ideas?"
¡Cuán acertada parece esta frase si la ponemos en boca de los poderosos! De los que rigen un mundo injusto, desigualitario; de los que empuñan la espada del poder; de los que ansían la riqueza material por encima de toda espiritualidad; de los que no abanderan más valor que el egoísmo y el egocentrismo.

¿Y cuál es el arma que empuñan con ahínco para abatir la idealidad? La incultura. Cierto es que el grado de escolarización es más notorio actualmente que hace medio siglo, pero parece que los temas de educación no incitan en el estudiante inquietudes ideológicas, por diferentes motivos. En primer lugar, cabe destacar el efecto nocivo de la televisión. Así es, estimados lectores, la “caja tonta” hace, de nuevo, honor a su nombre, causando parte de esta incultura, de esta apatía. ¿Qué mejor forma de adormecer el espíritu fogoso de los seres humanos que bombardeándolos con programas insulsos, estúpidos, sin sentido, que no incitan más que a una leve sonrisa, que no pretenden más que mantener a la gente entretenida cinco minutos?



Pero eso, desafortunadamente, no es todo. También debemos mencionar, en honor a la verdad, que parte de la responsabilidad recae sobre los hombros de la misma sociedad. ¿Qué objetivos, fines, sentidos nos ofrece ésta? Conseguir un trabajo, malvivir hipotecado, inmerso entre una insulsa burocracia y sumergido en un mar de formalidades. ¿Y qué pasa con ese objetivo? Lo que sucede es que, muy frecuentemente, lo alcanzamos… ¡¡y nos gusta!! Y entonces nos vemos sumergidos en el famoso estado del bienestar, a partir del cual se instaura en nosotros un conformismo imposible de superar y que regirá nuestras vidas. Y es ese conformismo el que nos impele a seguir como estamos, sin importar el mundo, sin importar nuestra libertad, nuestra esencia. Y, por si fuera poco, es este conformismo el que nos hace mirar de reojo a los pocos idealistas, el que nos hace dejarlos de lado, el que acaba con los ideales. (Recomendado leer el artículo de “¿Bienestar o plenitud?”).

Y así podríamos seguir citando motivos para explicar la muerte de las ideas, pero… ¿acaso esto nos serviría de algo? ¿Qué importan las causas cuando nos damos de bruces con la realidad? Importa lo que nosotros podemos hacer para enfrentarnos a este estado conformista, a esta sociedad insulsa, tibia, manca de ideales y, por lo tanto, falta del poder para cambiar el mundo.

Permitidme citar, para dar comienzo a esta última parte del artículo, una frase anarquista. “El conocimiento nos hace libres”. Y, si somos libres, habremos roto las cadenas de la sociedad, del conformismo, del verdugo de las ideas. Y con el conocimiento y la libertad las ideas habrán vuelto, habrán superado el velo que las escondían y al fin el mundo cambiará, ¿para mejor? Seguramente, pero quizás no. Pero eso, ahora por ahora, es secundario, pues que el mundo cambie quiere decir que dentro de nosotros vuelve a aletear, furibunda, la Idealidad, las ideas, y que nuestro horizonte ha sobrepasado el insulso objetivo del bienestar. Entonces seremos de nuevo personas.


5 comentarios:

  1. Siento decirte que creo estar en desacuerdo con tu conclusión. No es justo que canviemos a peor no hay mas que recordar que pasó con algunos ideales de mediados del siglo pasado...es por lo tanto una desfachatez intentar hacer creer que todos los idealismos son necesarios, ya que actualmente hay un ideal muy vivo pero completamente innecesario el ideal de la comodidad .... es por eso que repito la idea de que nos deberiamos centrar en este blog en conseguir encontrar una nueva forma de entender el mundo que se liberará de las torpezas de las formas pasadas...cual es este nuevo ideal pues quizas puede recuperar ideas de grandes pensadores escondidos por la historia y por nuestro gobierno aprovecho para citar una frase de Bakunin:
    se da un hecho innegable, mil veces probado por la experiencia: el efecto corruptor que conduce a la autoridad y a aquellos que la manipulan. Es absolutamente imposible que un hombre que ejerce el poder siga siendo un hombre moral...
    y seguiré citando a Fritz Brupbacher:
    Bakunin volverá a ser actual el día en que el hombre comience a encontrar insoportable el despotismo burgués y el despotismo proletario....
    me gustaría dejar claro que cuando hablamos de burgués nos referimos a los governantes de nuestra sociedad y de los paises capitalistas y a proletario a los insultantes goviernos comunistas que andan por el mundo.
    Es por todo esto compañero que creo que no podemos buscar en el pasado nuestro nuevo ideal, el futuro es nuestro. El conociemiento nos hará libres, conozcamos el pasado pero no usemos papel de calcar para construir nuestro futuro,es mejor que lo imaginemos nosotros mismos.
    Megustaría terminar este comentario preguntando algo.
    Yo estoy descontento con el despotismo burgués y con el despotismo proletario, alguien más?

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  2. En la primera parte, yo creo que los ideales en sí no son ni buenos ni malos, y es por eso que tener ideales es una cosa buena. Así, el ideal comunista no es ni bueno ni malo, por mucho que puesto a la práctica quede algo de lo más deleznable. Además, no creo que el ideal de la comoidad pueda considerarse un ideal en sí.

    Pero tienes razón en que sería contraproducente que los ideales nos llevaran a peor.

    Con el resto de tu comentario estoy acorde, pero cabe recordar que el futuro no debe emprenderse de zero, que podemos tomar cosas del pasado para hacer el presente, y es más, creo yo que es algo indispensable. Crear algo de la nada y esperar que fructifique es ardua tarea, y ya estamos viendo que aun los antiguos ideales son completamente ignorados... Es por eso que aun siendo cierto que hace falta cambiar los ideales, creo que deberían ser éstos una renovación de los pasados, pues de ellos podemos encontrar muchísimos conceptos que nos vendrían como anillo al dedo.

    En respuesta a tu última pregunta, yo también xd

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  3. Siento contradecirte otra vez, el ideal de la "comodidad" no es más que el heredero del amercian way of life de los felices años veinte americanos. Este ideal "conformista" no es pues nada más que las bases donde se sienta el sistema capitalista.Y no me dirás que el capitalismo no ha sido uno de los ideales que tuvo más fuerza en el siglos pasado y en este... por lo que no podemos considerarlo como un no-ideal cuando sí que lo és.. quizá nosotros no estemos de acuerdo pero lo és y ha cambiado el mundo y tanto que lo ha cambiado y lo sigue cambiando...

    Añadiré algo que supongo que es claro por todos después de este siglo y que nosotros ahora podemos valorar de una forma mucho más factible que lo que pudieron a principios del siglo pasado. El comunismo y el fascismo sólo se distinguen en que mientrás uno da la fuerza a los dirigentes políticos del partido (único), el otro da la fuerza a los cacíques, el nacional socialismo es más parecido al fascismo pero en la práctica acaba siendo un comunismo anti-comunista, un lio que sólo sirve para justificar los genocidios...
    Por lo que si los analizamos veremos que són ideales injustos e innecesarios todos ellos, porque en vez de liberar a la persona(objetivo del ideal) lo que hacen es esclavizarla y someterla al poder de los governantes tal y como pasa en nuestra democracia pero quizás de una forma más vil y violenta, no creeis?
    Por lo que repito que es injusto manifestarse a favor de los ideales sin más sin hacer un anàlisis de lo que significa un ideal... porque és importante tener en cuenta que nuestra sociedad acomodada esta poco relacionada con los ideales fervientes y belicosos del siglo pasado y són muy manipulables por algunos ideales injustos como el neonacismo, el neostalismo y el neofascismo.
    Cual es el problema: que los nuevos anarquistas son mal vistos e incomprendidos no tienen el soporte del pueblo que al menos aqui en barcelona tenian a principios del siglo pasado. El estado ya se ocupa de hacer callar a estos pocos , no hay más que recordar los años ochenta cuando partidas de heroina mal cortada acabaron con centenares y miles de personas sobre todo en Euskadi, muchas de ellas involucradas en tendéncia anarquistas.
    Sí compañeros el estado nos sigue manipulando nos intenta hacer callar por todos los caminos que tienen al alcance.

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  4. En lo referente a lo del comodidad, mi comentario iba dirigido más bien hacia la consideración de este objetivo, pues desde mi punto de vista éste no es un ideal en tanto que es la falta de ellos.

    Hecha esta apreciación, no me queda más que darte la razón en todo lo que comentas en tu comentario, pues lo considero muy adecuado, razonable y lógico, aunque, difiero en tu opinión en lo de que comunismo y fascismo se asemejan, pues esto sólo sucede en el comunismo llevado a la práctica, que no el teórico, que nada tiene que ver con el fascismo. Así, aunque tengas razón en lo referente a que los dos sistemas, en la práctica, se parecen, el stalinismo no es un ejemplo de comunismo.

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  5. El estanilismo, como el castrismo, el chavismo, etc., es el rostro práctico del comunismo. La teoría lleva en sí misma su fracaso y su despotismo cuando se traslada al mundo real.
    ¿por qué? Pues porque ninguna forma de tiranía o despotismo es buena, y la única forma de que los seres humanos piensen igual (es decir, que dejen de pensar) es a través del dominio absolutista
    Las ideas y el avance de las sociedades no surgen de un comité, o de un líder divinamente inspirado, sino del enfrentamiento de las opiniones y de los deseos de todos los integrantes de esa sociedad.
    Stalin, como todos los dictadores, temía a la libertad de pensamiento.
    Y no hay dictaduras de derecha o de izquierda; todas son dictaduras, igual de atroces, igual de violentas, igual de inútiles en su desenlace final.

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