miércoles, 12 de mayo de 2010

El romanticismo y su vigencia en nuestros días

Cabe empezar este artículo haciendo una especial referencia al tema a tratar, para que éste no se confunda con el estereotipado y manido concepto que tenemos actualmente del romántico, que tiene sus raíces en lo que aquí va a hablarse pero que, con el transcurso de los tiempos, ha ido derivando a una definición que poco parecido guarda con la amplitud que llegó a abarcar tal concepto. Así, hoy relacionamos romántico con aquél personaje sentimental, detallista en sus relaciones y, en definitiva, enamorado del amor. Pero aquí este concepto tan arquetípico volverá a ganar, quizás insuficientemente, parte de los valores e ideas que antaño daban sentido a tal palabra.






Ahora que ya sabemos a qué concepto de romántico no atenerse en este artículo, ahondemos en el concepto más vasto. Según los entendidos, el “Romanticismo” (corriente al que debemos el calificativo romántico) tiene su máximo exponente a mediados del XIX y se caracteriza por ser “un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos.” Pero dejemos las definiciones para los entendidos y eruditos y hablemos, citando algunos textos románticos, de sus valores e ideales y su vigencia, si es que la tiene, en nuestros días.

viernes, 7 de mayo de 2010

Uno más

Funestos pensamientos asaltan mi mente, cansada de divagar sin más sentido que el sinsentido, sin más meta que la retroalimentación de las mismas ideas, sin más mañana que el ayer. ¿Qué nos depara el futuro? ¿Acaso un ayer, acaso exaltar, por enésima vez, un ya mascado pensamiento?





No puedo evitar evocar al famoso hidalgo y su particular lucha por la individualidad, lucha que se me antoja fútil e inútil. ¿Acaso es posible huir, escabullirse de los lazos del destino, de la historia, de lo ya establecido? ¡Qué recurrente parece, ahora, la naturaleza humana! ¿Individualidad? ¿Existe eso? ¡Qué irremisible parece el destino! Lo pensado, lo reflexionado por uno no es más que una distinta cara de una misma moneda. Es, al fin, algo tan intrínseco a la naturaleza humana que nos humaniza tanto que nos relega de nuestra identidad, nos convierte en uno más.

domingo, 2 de mayo de 2010

La naranja mecánica: el poder de decisión

Llevaba tiempo queriendo plasmar en palabras una reflexión que gira en torno a la gran producción de Kubrick, una película que ha sentado precedente en el mundo cinematográfico, puesto que tiene como director a uno de los, desde mi punto de vista, más grandes cineastas de los últimos tiempos, junto con Tarantino, Eastwood, Woody Allen….


Pero dejemos ya de hablar de cineastas y centrémonos en este film en particular. “La naranja mecánica”, obra de Anthony Burguess y llevada a la gran pantalla por Kubrick, nos presenta, bien perfilados, unos protagonistas de lo más particulares: un Alex que encarna los valores del antihéroe: listo, violento, manipulador, con una patológica afición a Beethoven, un tanto loco… y los compinches de éste: traicioneros, estúpidos, violentos…