jueves, 11 de agosto de 2011

"El último deseo", Andrzej Sapkowski- Crítica y opinión

El último deseo, del autor polaco Andrzej Sapkoswki, es el primer libro de una saga de fantasía épica de renombre en muchos países centroeuropeos y que se está alzando como una alternativa al típico y cada vez más desgastado género fantástico iniciado por Tolkien. 

El protagonista, Geralt de Rivia es un brujo a la vez que mutante. El oficio de brujo consiste en una vida de vagabundeos, acabando con la vida de los monstruos que amenazan la integridad de la especie humana. Los brujos son seres de gran destreza en el manejo de armas y con conocimientos sobre algunas pócimas que les otorgan velocidad, agilidad y otras cualidades. 

Manticora, viverno, nebulor, abejorro, girador, espanto, silvia, vampiro, ghul, graveir, lobisome, gigaskorpion, estrige, tragaldabas, kikimora, vipper.
Estos son los enemigos de Geralt, monstruos de lo más variopintos que acechan en cada recodo, aunque cada vez más menguadas. Para hacerles frente, el brujo tuvo que seguir un peligroso entrenamiento de joven que le convirtió en lo que es ahora. No es, pues, un héroe normal y corriente. Mutante, con un cuerpo que le es en parte ajeno, debido a pócimas y mejunjes que de pequeño le transformaron. Vaga por el mundo empuñando dos espadas, una de acero, destinada a asuntos menores, y otra de plata dedicada a abatir a los monstruos que amenazan la vida de las humildes gentes.
 
Rodeado de extraños personajes, como el bardo Jaskier, la sacerdotisa Nenneke y la extraña pero hermosa bruja Yennefer (con quien le une una relación indescifrable) el brujo se encarga de hacer frente, durante el primer tomo, a diversos problemas que amenazan la integridad de la gente corriente. Y, si algo se le puede echar en cara a Sapkowski en esta primera entrega es, precisamente, esto. No hay un hilo argumental claro, son meros cuentos aislados que nos ayudan a desentrellar el complejo personaje del brujo.  También son, a su modo, una representación de algunos cuentos popupalers, una dramatiazción cargada con mucho más realismo, maldad y satírica crítica. Así, algún capítulo nos recuerda a Blancanieves, mientras que otro parece ser igual que "la bella y la bestia", a pesar de que puede que al final las cosas no sean como parecen. Pero todo ello sin contarnos una historia bien hilada y argumentada.

Sin embargo, uno se olvida pronto de ese detalle y se deja llevar por el magnífico estilo del polaco. Alguien me dijo una vez que el hombre culto es aquel que domina muchos registros y puede usarlos dependiendo del contexto lingüístico. De ser así, Andrzej es un escritor culto. Nos narra con una prosa exquisita las aventuras del brujo, impecable, adecuada cien por cien a lo que persigue.Y, a la vez, recrea a la perfección el lenguaje pueblerino, con expersiones coloquiales, frases mal sonantes y un amplio vocabulario que, sin duda, nos ayuda a imaginar a esos pueblerinos, a palparlos, de tan reales que nos parecen. 

Es esta una de las mayores virtudes del trabajo del polaco. Tolkien, con quien es imposible no compararlo, es el maetro por antonomasia del género. Sin embargo, (y no siempre es un defecto) sus personajes tienen un vocabulario exquisito, complejo, perfecto. En cambio, Sapkoswki otorga a sus personajes una personalidad, no son meros monigotes, sino que realmente nos parecen reales por cómo se expresan, por cómo se comportan, por su falta de perfección. Hay deseo, hay odio, hay envidia. Nada escapa de la implacable pluma del escritor que consigue recrear situaciones de lo más vívidas en un contexto fantástico. 

Tampoco hay que olvidar los personajes. Si bien Geralt tiene puntos que le hacen un personaje arquetípico, tiene otros que lo diferencian de la mayoría de héroes fantásticos y planos. Es un personaje más completo, con más carga emocional y con más complejidad que no voy a detallar aquí por si alguien quiere leerse el libro, pero que es palpable ante caad nueva página. 

No se debe olvidar, por último, el argumento y su trascendencia. En este primer tomo no existe un hilo argumenal fuerte, comparable por ejemplo con Canción de Hielo y Fuego, de Martin, o El señor de los anillos, del ya mentado Tolkien. Sin embargo, debo confesar que con el tiempo (y las nuevas entregas) gana en profundiad e interés la trama, haciendo de esta historia una muy buenta lectura y totalmente recomendable. 

Por último, y es quizás el gran pero de la literatura fantástica, le cuesta trascender. Si bien está llena de bonitas historias muy bien narradas, pocas de ellas consiguen transmitir un mensaje importante, algo que dé que hablar más allá de la historia. Quizás nuestro amigo Geralt lo consiga en los próximos tomos. Quizás no. Habrá que esperar al final para saberlo seguro.
¿Mi puntuación? 7,5/10 

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