“Apocalipsis”. Esas son las palabras que brotan de unos y otros, de expertos y gente de a pie. La central nuclear de Fukushima, que centra sobre sí todos los focos del desastre de Japón, tiene a medio mundo preocupado, quizás incluso más que los casi 17.000 desaparecidos o muertos a causa de un terremoto de grado 8,9 en la escala de Ritcher y el consiguiente tsunami con olas que superaban la barrera de los diez metros.
En este contexto de desastre y desolación, de inestabilidad social, económica, energética y política en Japón, lo más remarcable para la prensa sensacionalista actual parece ser la situación de la central de Fukushima, que según ciertos sectores alarmistas puede conllevar la fusión del núcleo, la explosión y consiguiente emisión de gases radiactivos a la atmosfera y unas consecuencias similares a las de Chernóbil.
En este contexto de desastre y desolación, de inestabilidad social, económica, energética y política en Japón, lo más remarcable para la prensa sensacionalista actual parece ser la situación de la central de Fukushima, que según ciertos sectores alarmistas puede conllevar la fusión del núcleo, la explosión y consiguiente emisión de gases radiactivos a la atmosfera y unas consecuencias similares a las de Chernóbil.